by Psicologa Claudia Juárez | Mar 3, 2017 | Bienestar, Estrés
Una vida sin estrés sería bastante aburrida. El estrés por sí mismo no es malo, lo malo es estar todo el tiempo estresados. A esto se le conoce como estrés crónico, y este es un factor que puede afectar de manera seria nuestra salud.
El estrés crónico se manifiesta de muchas maneras. Puede contribuir a problemas físicos, mentales y emocionales, como malestares, la incapacidad para concentrarnos y/o relajarnos, así como a estados ansiosos y depresivos. Desafortunadamente, muchas personas toman acciones sobre esta situación una vez que empiezan a manifestarse los síntomas y no de forma preventiva.
Por lo anterior, es importante que desde temprana edad, tomemos conciencia de la importancia de aprender a “subir y bajar el switch”, es decir, que podamos saber cuándo es bueno un poco de estrés y cuando no lo es. A esto se le conoce como autorregulación.
El ritmo acelerado de vida es una de las causas por las cuales se nos olvida hacer uso de este importante recurso. De ahí que el fin de semana pueda ser un buen momento para practicar algunos hábitos y estrategias que nos permitan mantenernos saludables y productivos. La idea es que puedas empezar a practicarlas este fin de semana, para después incorporarlas a tu vida diaria, y hacerlas parte de tu estilo de vida.
Aquí nuestras recomendaciones:
1. Desconéctate. Evita trabajar el fin de semana, o si requieres hacerlo ponte una hora límite, y cierra la computadora. Apaga tu celular. Esta medida el resto de la semana debes aplicarla al menos una hora antes de ir a dormir, ya que los aparatos electrónicos emiten una luz que impide el descanso.
2. Come bien. Si entre semana “medio” comiste, no quiere decir que comas hasta las últimas consecuencias, sino que te sientes a la mesa, comas tranquila y balanceadamente y disfrutes la comida. En estos momentos, puedes practicar la técnica de atención plena.
3. Sal a caminar, a andar en bicicleta o a jugar con tus hijos al parque. Aunque se trata de descansar, un poco de aire y el contacto con la naturaleza te revitalizarán, sobre todo si pasas toda la semana encerrado en una oficina.
4. Duerme. No te desveles demasiado pero tampoco pases todo el fin de semana durmiendo. Las horas de sueño no se recuperan, y si pretendes hacerlo, desestabilizas aún más los patrones sueño-vigilia.
5. Si te reúnes con amigos, consume alcohol moderadamente y evita el cigarro. Una o dos copas no más. Evita las reuniones donde fumen. El humo de cigarro aún el de segunda mano tiene graves riesgos para tu salud y contrario a lo que piensas, NO te relaja.
6. Practica la respiración. Este es un recurso muy poderoso para autorregularte. La respiración que nos ayuda a relajarnos, es una respiración profunda y lenta, desde el diafragma, que es cualitativamente distinta a la que utilizamos cuando estamos estresados (respiración torácica) . Poner atención a tu respiración es de hecho una forma de meditación.
7. Practica un hobbie. Realizar actividades distintas a las que solemos hacer en el resto de la semana, es también una buena forma de mantener a tu cerebro en forma: puede ser leer un libro, ir al cine, realizar una actividad manual como la jardinería o la cocina, tocar un instrumento o bailar. No importa que tan bien lo hagas, el objetivo es distraerte de las preocupaciones diarias.
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by Psicologa Claudia Juárez | Feb 22, 2017 | Bienestar, Desempeño, Estrés
Nuestra postura corporal puede tener un impacto significativo en nuestra forma de pensar, sentir e interactuar con los demás. De la misma forma que al estar bajo estrés nuestros músculos se tensan y podemos encorvarnos debido a la tensión o al dolor, de manera inversa podemos también disminuir nuestro nivel de estrés y aumentar nuestro bienestar y probabilidades de éxito si ponemos atención a nuestro lenguaje y postura corporal.
La psicóloga e investigadora de Harvard, Amy Cuddy con un par de colegas decidieron probar si el comportamiento no verbal de una persona antes de una evaluación podía mejorar el desempeño en la tarea evaluada, específicamente una entrevista de trabajo.
En este tipo de situaciones, muchas personas se encogen en sus sillas y presionan sobre sus teléfonos, adoptando posturas no verbales que pueden hacer que se sientan aún más impotentes (Carney, Cuddy y Yap, 2010) Pero que pasaría, se preguntó Cuddy si por el contrario las personas se estirarán y ocuparan más espacio?
Tanto para humanos como para primates no humanos, las posturas abiertas reflejan alto poder, mientras que las posturas contraídas o cerradas reflejan bajo poder. Pero no solo lo “reflejan” sino que en realidad lo “producen”: de acuerdo a diversas investigaciones adoptar poses de “alto poder” aumenta los sentimientos implícitos y explícitos de poder y dominación, la toma de riesgos, la orientación a la acción, la tolerancia al dolor y los niveles de testosterona, al mismo tiempo que reduce el estrés, la ansiedad y el cortisol.
La adquisición de poder hace que los individuos se sientan más positivos, en control, y optimistas sobre el futuro, así como orientados a sus objetivos y con mayores probabilidades de tomar acción, permitiéndoles liberarse de las restricciones psicológicas para alcanzar su potencial.
Adoptar una pose de poder es una forma sutil de sentirse más poderoso
El objetivo de su investigación era probar si la postura corporal antes de una situación de evaluación -entrevista de trabajo – podía mejorar el desempeño de la persona en la misma, tratando de encontrar el mecanismo subyacente mediante dos posibles mediadores: la calidad del ‘speech’ como de la presentación.
Por Calidad del Speech entendieron el grado en que el mismo era inteligente, claro y bien estructurado e influía en las evaluaciones de los entrevistadores. Por Calidad de la Presentación entendieron el grado en que la presentación del speech era entusiasta, generaba confianza y era cautivadora para los entrevistadores. Partiendo de que la postura o pose podía mejorar ambas, reduciendo el estrés, la ansiedad y otras emociones negativas en una situación de evaluación y hacer presumiblemente la presentación de una persona más entusiasta, cautivadora y convincente.
De acuerdo a ésta y otras investigaciones el Perfil Hormonal de los líderes efectivos – altos niveles de testosterona y bajos niveles de cortisol – , está asociado a una disminución de los niveles de estrés, aumento en la sensación o sentido de control, así como un aumento en el compromiso y ejecución de tareas competitivas y en él, la postura podría jugar un importante rol.
Para este experimento, se reclutó a estudiantes de la Universidad de Columbia a los cuales se adoptaron diversas posturas: expansivas, abiertas – poses de alto poder -, contraídas o cerradas – poses de bajo poder – y luego prepararon y pronunciaron un discurso a dos evaluadores como parte de una entrevista de trabajo simulada. Mientras posaban, se les pidió que observaran una presentación de fotos en la computadora y se les preguntó su opinión acerca de la gente que aparecía en las fotografías.
Posteriormente se les pidió que se imaginaran en una entrevista para su trabajo ideal y prepararan un speech de cinco minutos detallando sus fortalezas, aptitudes y la razón por la cual debían ser elegidos. Para reforzar su “poder”, se les pidió mantuvieran la pose durante cinco minutos. Tanto la preparación como la ejecución fueron videograbados. Al terminar, se pidió a los participantes que contestaran un cuestionario de tres ítems en el que se les preguntaba qué tan dominantes, en control y poderosos se sentían en una escala de 1 a 5.
Después del análisis estadístico, Cuddy y sus colegas demostraron que la postura o pose durante la preparación de la entrevista afectó la calidad de su presentación e influyó en las evaluaciones de los ‘jueces’ y la decisión de ‘contratación’. Quienes adoptaron las poses de alto poder versus quienes adoptaron las de bajo poder, parecieron mantener mejor la compostura, proyectaron más confianza y su presentación fue más cautivadora y entusiasta lo que los condujo a evaluaciones de desempeño más altas.
Este experimento demuestra que la conducta no verbal antes de una interacción también puede influir en cómo un perceptor evalúa y responde al actor, incluso cuando el perceptor no ha observado la presentación real no verbal. Investigaciones previas sugieren también que sonreír, hacer ademanes, asentir e inclinarse hacia delante durante una entrevista aumentan la probabilidad de que una persona sea seleccionada.
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Fuente:
Cuddy, Amy J.C., Caroline A. Wilmuth, and Dana R. Carney. “The Benefit of Power Posing Before a High-Stakes Social Evaluation.” Harvard Business School Working Paper, No. 13-027, September 2012.
by Psicologa Claudia Juárez | Feb 10, 2017 | Bienestar, wellness
Bailar es una de las actividades más antiguas y más importantes en la evolución de la humanidad. Desde tiempos remotos, por medio de la danza, los seres humanos han tenido la posibilidad de comunicarse corporalmente y expresar sus sentimientos y emociones por medio del movimiento.
Aunque una de sus funciones principales ha sido la socialización, otra muy importante parece ser la de modificar y mejorar nuestro cerebro.
Así parecen demostrarlo más de 400 estudios que estudian la relación entre la danza y el cerebro. Por medio de la danza, se estimula la producción de nuevas neuronas, a lo cual se conoce como Neurogénesis, y las conexiones entre éstas responsables del aprendizaje y el pensamiento, en particular, la liberación del factor neurotrófico (BDNF) que promueve el crecimiento, mantenimiento y plasticidad de las neuronas necesarios para el aprendizaje y la memoria, además,
La danza mejora nuestro estado de ánimo y nos ayuda a lidiar con el estrés, que interfiere en el aprendizaje
Qué partes del cerebro se activan cuando bailamos
- La corteza motora, está involucrada en la planificación, control y ejecución del movimiento. Las señales de la corteza motora viajan por los 20 millones de fibras nerviosas de la médula espinal para hacer que la muñeca o el dedo del pie respondan de cierta manera.
- La corteza somatosensorial, la región media del cerebro responsable del control motor, también desempeña un papel en la coordinación ojo-mano.
- Los ganglios basales, se comunican con otras regiones del cerebro para coordinar suavemente los movimientos. También, hacen que el cuerpo se mueva en respuesta a la información sensorial.
- Los ganglios basales y el cerebelo son claves en la memoria, los hábitos y el movimiento. Ambos también trabajan en el aprendizaje de la danza y su ejecución
Qué funciones cerebrales mejoran cuando bailamos
Por medio de la danza algunas de nuestras funciones cerebrales mejoran, entre ellas:
- Fortalece la memoria muscular. La cual nos permite aprender cómo ejecutar un movimiento sin pensar en los “pasos” que tenemos que dar. De acuerdo al neurocientífico Daniel Glaser, esto ocurre porque los movimientos son “mapeados” en el cerebro creando una abreviación entre el pensar y el hacer. Lo anterior hace que a través de la práctica repetida, nuestros movimientos se vuelvan automáticos.
- Fortalece el cerebelo. El cambio de “pensar” los pasos de baile a ejecutarlos, provoca un cambio en la actividad cerebral de la parte “pensante” del cerebro que controla los movimientos voluntarios, al cerebelo, que controla el balance y el equilibrio y coordina las señales de movimiento producidas en otras partes del cuerpo. Un estudio publicado en el journal Cerebral Cortex que la práctica repetida del giro en las bailarinas aumenta el tamaño del cerebelo y disminuye la sensación de mareo.
- Promueve la neuroplasticidad. Esta como se ha señalado anteriormente se refiere a la maleabilidad de nuestro cerebro que ocurre como resultado de la experiencia. Cuando una parte es dañada, nuestro cerebro es capaz de formar nuevas conexiones. Nuestra materia gris puede reducirse o agrandarse, crear conexiones neuronales, refinarse o debilitarse. La evidencia sugiere que estos cambios pueden conducir a cambios en nuestras habilidades. El baile integra varias funciones cerebrales involucradas en la kinestesia, seguida el ritmo musical, y la emoción, todos los cuales aumentan nuestra conectividad del cerebro.
- Retrasa los procesos neurodegenerativos. Quienes bailan pueden reducir la aparición de la demencia y el Alzheimer. Un estudio publicado en 2013 en el New England Journal of Medicine encontró que el baile libre, el cual requiere de agilidad en la toma de decisiones, es esencial para mantener una mente aguda porque obliga a nuestro cerebro a reconectar las vías neuronales, especialmente en las áreas involucradas en las funciones ejecutivas – de las que proviene nuestra habilidad para que las cosas se lleven a cabo.
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Fuentes:
How Dancing Boosts Brain Cells and Lifelong Learning
Thinking On Your Feet: Dancing Wards Off Neurodegenerative Disease By Rewiring The Brain

by Psicologa Claudia Juárez | Feb 6, 2017 | Bienestar, Estrés, Familia
El estrés no es solo cosa de adultos. Hoy día niños y adolescentes sufren niveles de estrés poco saludables de acuerdo a la Asociación Americana de Psicología.
El estudio Estrés en America que realiza dicha asociación año con año arrojó en 2013 que los niños y adolescentes entre los 13 y los 17 años reportaban altos niveles de estrés. La principal causa de estrés fue la escuela, seguida de la presión por entrar a una buena universidad o decidir que harían al terminar la preparatoria.
De acuerdo a otras fuentes, es probable también que el bullying, así como los cambios corporales y psicológicos propios de esta etapa, así como el manejo de las relaciones con su mismo sexo y el opuesto, sean algunos estresores con los que los adolescentes tienen que aprender a lidiar.
Dicho estrés podría, como en el caso de los adultos generar síntomas físicos y emocionales de estrés en los jóvenes. Más de un 25 por ciento de los adolescentes reportaron síntomas como rechazar responsabilidades, sentirse abrumados, tener pensamientos negativos o cambios en sus hábitos de sueño. Más de un tercio reportó asimismo sentirse cansado, nervioso o ansioso o sentirse irritable o enojado.
Los padres pueden ayudar a sus hijos adolescentes a manejar el estrés. Estas son algunas formas de hacerlo:
- Detectar los síntomas a tiempo. Los padres son responsables de detectar síntomas como irritabilidad, enojo, excesiva preocupación, problemas para dormir o una forma desordenada de comer. Estos son signos de alerta que deben tomarse en cuenta pues cuando los jóvenes no cuentan con las habilidades necesarias para detectar y manejar el estrés, son más propensos a consumir alcohol y otro tipo de drogas.
- Mantener las líneas de comunicación abiertas. Si los padres son abiertos y receptivos a la comunicación, el o la adolescente sentirá mayor confianza hacia ellos para hablar de lo que le aqueja. Es conveniente pasar tiempo con ellos, en el que puedan tomarse decisiones de forma compartida. Escucha lo que tu hijo tiene que decirte, comparte algún pensamiento positivo y déjale saber que valoras su opinión.
- Enseñar formas saludables de manejar el estrés. La actividad física es una de las mejores formas de hacerlo. Permite a tu hijo elegir la actividad o deporte que mejor se adapte a su personalidad e intereses. Mejor aún: haz del ejercicio una actividad que puedan compartir en familia.
- Mantener buenos hábitos de sueño es también muy importante. La relación entre el estrés y el sueño aparece de manera circular o cíclica: el estrés puede generar problemas para dormir y la falta de sueño puede provocar que el estrés y la irritabilidad aumenten al día siguiente. Limita el tiempo de pantallas electrónicas y actividades estimulantes durante la tarde y fija horarios para dormir.
- Enséñale a manejar las presiones escolares. Ayúdale a establecer objetivos y enséñale cómo lograrlos. Puedes proveerle de herramientas para mejorar su organización y enseñarle a solucionar problemas por sí mismo. En la medida en que tu hijo adolescente aprenda a resolver las situaciones que se le presentan, será capaz de manejar las situaciones estresantes que aparezcan cuando sea independiente.
- Crea un puerto seguro. Además de rutinas y rituales como comer o cenar todos juntos, haz que tu hijo (a) se sienta en casa en un ambiente confortable, no solo física sino también emocionalmente. Mantener bajo control la tensión en el hogar, ayudará a que cuando tu hijo (a) se sienta estresado (a), sienta que puede acudir a este puerto seguro a recibir apoyo.
- Se ejemplo de actuación. Los niños y adolescentes aprenden la manera en cómo sus padres o cuidadores lidian con el estrés, por lo que no servirá de nada lo que digas, si ellos no ven en ti un ejemplo de cómo manejarlo. Perder el control en forma ocasional es aceptable, pero si ellos ven repetidamente como sus padres se salen de control, aprenderán a hacer lo mismo.
- Busca ayuda profesional. Durante la adolescencia, además del consumo de drogas, pueden surgir trastornos de la conducta alimentaria como la anorexia y bulimia, trastornos afectivos como la ansiedad y la depresión, entre otros. Si tu hijo (a) da señales de comenzar a tener síntomas de estrés y/o alguno de estos trastornos, es tiempo de actuar.
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Referencia: American Psychological Association. Talking to teen about stress

by Psicologa Claudia Juárez | Ene 30, 2017 | Bienestar, Empresas
Promover una cultura de salud y bienestar en las organizaciones implica un cambio cultural. Los programas de wellness más exitosos se desarrollan bajo la premisa de que para lograrlo es necesario considerar todos los aspectos que usualmente se contemplan en un proceso de cambio o transformación cultural, dentro de los cuales uno muy importante es la motivación.
Algunas empresas ofrecen a sus empleados incentivos económicos para el logro de metas específicas como dejar de fumar o bajar de peso. Pero es esto correcto? En un artículo reciente se señala que esto en realidad podría estar enviando un mensaje equivocado. Proveer exclusivamente de este tipo de incentivos para motivar a los colaboradores a cuidar de su salud, podría tener consecuencias inesperadas.
Pese a que los incentivos económicos son muy populares, estos podrían no lograr el cambio de conducta en el largo plazo, y por el contrario crear resentimiento e incluso molestia entre los trabajadores de acuerdo a otro artículo publicado en Harvard Business Review. Esto es debido a que muchos programas de incentivos se basan en la creencia de que la gente se comportará de cierta manera si recibe un pago a cambio. La realidad, es que en ocasiones la gente hace cosas irracionales aún en contra de sus mejores intereses, y no observan los beneficios de largo plazo cuando la recompensa de corto plazo es más atractiva, por ejemplo, fumar un cigarrillo, consumir una pizza o pasar horas viendo la televisión.
Así, los incentivos financieros podrían funcionar para un pequeño grupo, pero no para todos, y tampoco parecen fomentar los cambios de conducta a largo plazo de acuerdo a la investigación existente.
Del mismo modo, los concursos en donde hay ganadores y perdedores tampoco parecen ser muy efectivos, y de hecho, podrían provocar más daño que beneficio promoviendo soluciones rápidas, e incluso creando rivalidad y una competencia, paradójicamente, no sana.
En particular, los incentivos y concursos para bajar de peso, han puesto en la mira a algunas empresas debido a que de acuerdo a especialistas, las famosas dietas de choque a las cuales se someten algunas personas para bajar rápidamente de peso y obtener las recompensas que se ofrecen como motivadores, podrían conllevar serios y graves daños a la salud.
Por otro lado, el no contar con expertos que implementen y den seguimiento a estos programas, pueden también poner en riesgo la salud de los colaboradores.
Aún y cuando los programas de salud generan ahorros significativos a las empresas que invierten en ellos, se requiere ir más allá y trabajar en crear una sólida cultura de salud. La motivación, es un ingrediente fundamental en todo proceso de cambio, de ahí que sea necesario entender:
- Cuáles son los verdaderos motivadores del cambio en las personas. En algunas de nuestras pláticas para dejar de fumar, algunas personas han manifestado que sus hijos les pidieron dejar de hacerlo; en otros, que al dejar de hacerlo, se redujo su nivel de agotamiento y sensación de falta de aire con lo cual eran capaces de correr largas distancias (una recompensa alterna).
- Qué beneficios obtienen las personas a través de hábitos no saludables. Esto es lo que en Psicología se denomina ganancias secundarias. Por ejemplo, para las personas que fuman, sentirse mejor si lo hacen por la sensación de relajación aparente que provoca; el comer en exceso podría también en apariencia calmar la ansiedad, la depresión y el estrés. En estos y otros casos, se requiere entender los mecanismos, en ocasiones no conscientes, que sustentan los hábitos o conductas no deseadas.
- El papel que juegan los líderes en la motivación. La conducta de los líderes juega un papel muy importante en la motivación de los colaboradores. Como en otras ocasiones hemos señalado, los líderes deben ser ejemplo de actuación y compromiso con la salud.
- La salud no es un juego de ganadores y perdedores. Mas allá de concursos, se requiere la creación de programas personalizados que otorguen beneficios tanto individuales como de grupo. Un programa de salud exitoso se sustenta en un ganar-ganar para toda la organización.
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by Psicologa Claudia Juárez | Ene 4, 2017 | Bienestar, Salud
La forma en que respiramos podría tener un efecto significativo en nuestros pensamientos y emociones.
En el pasado, nos hemos referido a la importancia que tiene la respiración en nuestra salud y bienestar, particularmente al utilizar nuestro diafragma, lo cual se conoce como respiración diafragmática o abdominal.
Un nuevo estudio pone de manifiesto la relación existente entre nuestro ritmo de respiración y la actividad eléctrica de nuestro cerebro. Esta última podría ser ligeramente diferentes si respiramos por la nariz o por la boca, así como durante el proceso de inhalación y exhalación.
La relación entre distintos patrones de respiraciones y la actividad eléctrica del cerebro fue estudiada por investigadores de la Universidad de Northwestern los cuales analizaron la información proveniente del electroencefalograma de siete pacientes epilépticos.
A estos, se les implantaron electrodos sobre la superficie del cráneo, previa cirugía para detectar el origen de sus convulsiones, pero la información también mostró cambios en la actividad eléctrica que fluctuaban en sincronía con su respiración.
Estos cambios fueron vistos en tres áreas principales del cerebro: el área que procesa los olores (corteza piriforme), el área de la memoria (hipocampo) y la amígdala, el área asociada al procesamiento emocional.
De acuerdo a la neuróloga Cristina Zelano
Existe una dramática diferencia en la actividad de la amígdala y el hipocampo durante el proceso de inhalación comparándola con la que ocurre durante la exhalación.. Al inhalar se estimulan las neuronas de la corteza olfatoria, la amígdala y el hipocampo, todo a través del sistema límbico
Los investigadores encontraron que la estimulación parecía estar limitada a cuando los pacientes inhalaban, y sólo cuando respiraban con la nariz, no con la boca.
Para saber más, los investigadores reclutaron 70 participantes sanos entre los 18 y los 30 años para un experimento. Durante la prueba, los participantes tenían que tomar decisiones rápidas para determinar si los rostros que aparecían en la mitad de un segundo expresaban miedo o sorpresa.
El objetivo era tener una visión más cercana en cómo la amígdala – la cual participa en el reconocimiento de expresiones faciales – se ve afectada por la inhalación y la exhalación, y si ésta ocurre desde la nariz o la boca.
Los resultados sugieren que los participantes fueron una fracción de segundo más rápidos al reconocer las expresiones faciales de miedo durante el proceso de inhalación, pero solo si lo hacían por la nariz. No hubo diferencia en cuanto a reconocer las expresiones de sorpresa.
En una prueba de memoria separada para medir la actividad del hipocampo, se instruyó a 42 de los participantes para observar imágenes de objetivos en una pantalla de computadora y después recordarlas. El grupo recordó mejor durante el proceso de inhalación que durante la exhalación recordando los objetos con alrededor de un 5 por ciento más de precisión cuando lo hacían por la nariz.
Los investigadores advierten que se trata solo de una correlación, sin mayor evidencia o replicación en una muestra más amplia, y que no tienen claridad en cuanto al por qué de dichos hallazgos. Sin embargo, otros estudios realizados en el campo de la biorretroalimentación, específicamente en lo relacionado al Bio y Neurofeedback apuntan también a la relación existente entre la respiración y la actividad cerebral.
Los Dres. Michael y Lynda Thompson han apuntado a los beneficios de entrenar la respiración adecuada en conjunción con el entrenamiento de ondas cerebrales, específicamente el Ritmo Sensoriomotor (SMR). Esto lo han encontrado particularmente útil en casos de niños con TDAH y sus padres (quienes usualmente se encuentran intranquilos con la situación de sus menores). La combinación del entrenamiento en SMR y la respiración diafragmática lenta ha sido exitosa según reportan, también en casos con Síndrome de Tourette y Enfermedad de Parkinson con Distonia, un trastorno del movimiento que causa contracciones involuntarias.
El equipo sugiere que nuestras funciones cognitivas podrían ser impulsadas por nuestra respiración cuando nos encontramos en situaciones de peligro, ya que podríamos necesitar reaccionar más rápida o efectivamente, lo cual haría nuestra respiración naturalmente más rápida.
De acuerdo a esta nota, la respiración normal iría entre 12 y 18 respiraciones por minuto pero en estado de pánico podría llegar hasta 20. En nuestra práctica, hemos observado que la mayoría de las personas registran tasas de respiraciones similares (20 o mayores) no obstante por medio del entrenamiento son capaces de mantener una tasa de 6 a 10 respiraciones por minuto con una consecuente reducción de sus niveles de estrés y una mayor sensación de bienestar y calma.
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Basado en How we breathe could also affect how we think and feel
Imagen: © Chesterf | Dreamstime Stock Photos