Tomar unos días de descanso, nos permite recargar energías y volver al trabajo con nuevos bríos. Se ha demostrado también, que cuando estamos relajados, nuestro cerebro es capaz de imaginar y crear nuevos conceptos o ideas que podremos implementar al regresar a nuestra jornada habitual.
Además, la ciencia hoy nos habla de cómo sacar el máximo provecho a nuestras vacaciones, y cómo también podemos preservar ese estado mental, relajado y creativo.
El psicólogo Thomas Gilovich de la Universidad de Cornell, quien ha realizado diversos estudios en las últimas décadas ha llegado a la conclusión, como algunos otros colegas, que la felicidad no proviene de la adquisición de cosas materiales, es decir comprar cosas, sino de las experiencias. Según Gilovich, pese a lo que algunos pudieran pensar, nuestra capacidad para recordar nuestras experiencias (por ejemplo al salir de vacaciones) tiene un efecto más duradero que el adquirir un objeto material y utilizarlo.
De hecho, anticipar una experiencia, podría tener un efecto mucho más placentero que esperar por una posesión material.
Tu puedes emocionarte con tener un carro nuevo, pero hasta que no lo tienes, son mayores las probabilidades de que te emociones pensando acerca de los lugares a los que podrás ir en ese auto y la forma en que te mirará la gente yendo en él.
En uno de sus últimos estudios, Gilovich encontró que nuestras experiencias son el pegamento que nos une a los demás, mucho más que cualquier gadget electrónico, debido a que lo que el denomina “compras experienciales” o experiencias en las que invertimos nuestro dinero:
- Fortalecen nuestras relaciones sociales en forma más rápida y efectiva que nuestras posesiones materiales
- Forman gran parte de nuestra identidad personal
- Son evaluadas más en sus propios términos y evocan menos comparaciones sociales que las compras materiales
De acuerdo a este y otros investigadores, lo que ocurre cuando adquirimos cosas materiales es que nos adaptamos rápidamente a su posesión, por lo cual dejan de tener efecto como fuentes de felicidad o satisfacción. Las experiencias por su parte usualmente derivan en una mayor fuente de historias para compartir con amigos, además de fotos que pueden ser compartidas a través de las redes sociales.
Cómo podemos preservar aun más esa felicidad que nos dan las vacaciones?
Aquí te compartimos algunas recomendaciones de nuestros colegas:
Sonja Lyubomirsky,de la Universidad de California, señala el gran poder que tenemos para evocar los recuerdos de nuestro viaje. Los olores por ejemplo nos remiten a fragmentos de nuestra infancia, los sonidos o canciones pueden también hacernos recordar momentos importantes de nuestra vida, e incluso una fotografía puede de repente perderse de nuestra vista entre las cosas que tenemos en nuestro escritorio.
Más que objetos, es importante recordar la historia y repetirla de vez en cuando.
Otro colega, el psicólogo Shawn Achor, sugiere planear bien nuestras vacaciones, con el propósito de tener el menor estrés posible durante el viaje y relajarnos más, lo cual nos permitirá gozar de mayores momentos de felicidad y volver con más energía a nuestro trabajo.
Planea tus vacaciones, reserva con anticipación, aunque eventualmente encuentres dificultades serán mínimas
Ellen Langer, reconocida autoridad en el tema del Mindfulness o Atención Plena, sugiere reconocer qué es lo que nos hace sentir bien cuando estamos de vacaciones e incorporarlo a nuestra vida diaria.
Haz de la vida diaria una aventura