Cualquiera puede enojarse, eso es fácil. Pero estar enojado con la persona correcta, en la intensidad correcta, en el momento correcto, por el motivo correcto y en la forma correcta, eso no lo logra cualquiera. Aristóteles

Todos nos enojamos de vez en cuando, y aunque reprimir nuestras emociones nos daña, vivir enojados o dar rienda suelta a nuestro enojo, tampoco podría ser la mejor opción.

“No hay nada malo con enojarse”, “no es sano ocultar el enojo”. Tales sentencias podrían ser inexactas, de acuerdo con el artículo publicado “Why am I so angry” en el sitio australiano Clarity Psych. “Soltar” o expresar el enojo, podría en realidad escalar o aumentar la conducta agresiva y no ayudar a resolver lo que provoca dicha emoción.

¿Qué nos provoca enojo?

Algunas personas encuentran más difícil tolerar la frustración, las molestias o situaciones inconvenientes. Las personas que tienden a sentirse enojados, son por lo general más sensibles a este tipo de frustraciones o molestias y les cuesta trabajo sentirse alegres cuando estas situaciones les ocurren, o simplemente les resulta difícil “dejarlas ir”.  Las personas propensas a la ira a menudo son capaces de justificar su enojo, que a menudo parece basarse en algo “real”.

Este tipo de personas no enfrentan situaciones distintas a las que enfrentan las demás personas, es sólo que encuentren más difícil dejar que estas cosas pasen.

Algunas de las cosas por las cuales suelen enojarse son hechos que ellos califican”injustos”, por ejemplo, alguien que falta a una promesa hecha o les trata con menos respeto de lo que ellas esperan.

Entre otros factores, la genética podría estar involucrada. Esa es la razón por la cual desde el nacimiento, algunos bebes parecen más irritables que otros, y dicha tendencia podría mantenerse durante la adolescencia y la vida adulta.

El ambiente podría también influir en la expresión del enojo; dado que culturalmente se ve al enojo como una emoción negativa, y es socialmente inaceptable, este tipo de personas tienen dificultad para manejarlo en una forma que sea aceptable.

Y por supuesto el aprendizaje. La manera en cómo los padres manejan el enojo y la ira, podría ser un factor importante en la manera en cómo sus hijos manejan este tipo de emociones.

La genética, el ambiente y el aprendizaje, podrían ser factores que influyen en la manera en cómo manejamos el enojo o la ira.

Enojo, ira y agresión

El enojo puede conducirnos a actuar agresivamente con objeto de sentirnos en control de la situación, o que nos hacemos cargo de ella. Reprimirlo por otra parte, O NO MANEJAR NUESTRO ENOJO EN FORMA CONSTRUCTIVA, puede conducirnos a desarrollar HIPERTENSION, ESTRES Y DEPRESION.

Algunos otros autores señalan que el enojo o la ira, definida como un estado interno, mental y subjetivo con cogniciones (pensamientos) y patrones de activación fisiológica asociados no recibe tanta atención  como otros trastornos del estado de ánimo, no obstante, se le asocia a otros problemas como comportamiento agresivo verbal y físico, violencia doméstica, disfunción marital y familiar, abuso infantil, conducta criminal y diversos padecimientos relacionados con la salud, tales como enfermedades coronarias.

El enojo se asocia a otros problemas como comportamiento agresivo verbal y físico, violencia doméstica, disfunción marital y familiar, abuso infantil, conducta criminal y diversos padecimientos relacionados con la salud, tales como enfermedades coronarias.

Estos autores hablan de un Trastorno de Ira cuando la persona experimenta sentimientos de ira excesivos e intensos por un periodo mayor a 6 meses durante el cual dicha experiencia se asocia a sucesos cotidianos estresantes, problemas menores, metas frustradas, incomodidad física, así como insultos, rechazo o críticas percibidas. No obstante, la ira también podría ser consistente con normas culturales (de aceptación o censura) como parte de un proceso psicótico, confusión inducida de forma orgánica o algún tipo de intoxicación (entre las más comunes, el alcohol puede llevar a las personas a mostrar desinhibición e ira).

Conviene distinguir entonces entre la Ira de la Agresión y la Hostilidad, definiéndose éstas últimas como:

  • El comportamiento manifiesto que tiene como fin hacer daño o lesionar a una persona y objeto (Agresión)
  • Patrón presente en múltiples situaciones o rasgos de enojo en combinación con agresión verbal física sin estímulo presente (Hostilidad)

Tratamiento de la ira

El tratamiento cognitivo conductual para la solución de problemas en este tipo de casos, se orienta a ayudar a la persona a:

  1. Disminuir las reacciones fisiológicas asociadas a la ira, tales como aumento de la presión arterial, y consecuentemente, reducir su impacto en la salud
  2. Reducir las distorsiones cognitivas, es decir, aquellos pensamientos disfuncionales o irracionales que provocan la ira
  3. Mejorar las habilidades interpersonales para manejar la ira

El entrenamiento en relajación como en asertividad, la reestructuración cognitiva, el enfoque en la resolución de problemas, así como habilidades para perdonar y el sentido del humor, son algunas de las estrategias empleadas por este modelo para manejar la ira.

 

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Referencias:

Why am I so angry

Nezu,A., Nezu,C., Lombardo, E. Formulación de casos y diseño de tratamientos cognitivo-conductuales

 

 

 

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